viernes, 28 de enero de 2011

LA CARENCIA DE HABILIDADES TECNOLÓGICAS EN LAS ESCUELAS DE EDUCACIÓN BÁSICA

1. Políticas educativas y acceso a la tecnología en la educación básica.

2. La educación básica y las habilidades para el manejo de información.


 
Actualmente el desarrollo tecnológico y sus herramientas han ocupado importantes espacios en todas las esferas de la actividad humana, el objetivo ha sido facilitar el trabajo y eficientar los procesos del mismo. Las nuevas tecnologías nos han llevado a experimentar grandes avances en los terrenos científico y tecnológico al tiempo que han modificado las relaciones interpersonales por ejemplo, o ámbitos con más trascendencia como el acceso a la información y la educación.

Sin embargo y de acuerdo con Papert (1995) existe una desproporción en la manera en que las nuevas tecnologías han impactado las esferas científica, tecnológica y educativa, pues aunque ésta ha ido incorporando de manera paulatina sus avances, su naturaleza no ha cambiado significativamente. Es decir, a pesar de los esfuerzos de los partidarios de la tecnología, no se han podido aprovechar cabalmente las ventajas que ésta ofrece.

El acceso y manejo que las personas tienen de la tecnología repercute en el comportamiento de las sociedades, pues se ha visto que en los grupos en donde las personas cuentan con un mayor nivel de capacitación para su uso tienen acceso a más y mejores satisfactores.

Existen diferentes barreras que han impedido la completa incorporación de la tecnología a la educación. Estas barreras van desde las políticas y económicas hasta las epistemológicas y del desarrollo intelectual de los estudiantes. En el presente escrito analizaremos algunas de estas.

Son los gobiernos y los ministerios de educación de cada país los que definen las competencias que los estudiantes desarrollarán, los contenidos que integran el currículum y las herramientas que se utilizarán en las aulas.

Esto no siempre es congruente con las competencias que el entorno demanda y las habilidades y competencias que se desarrollan en la cotidianidad del estudiante no necesariamente son las que programáticamente se pretende formar. Sin embargo, las demandas de educación y formación que se originan en los estudiantes de esta época a partir del desarrollo de la tecnología, deben ser atendidas por los sistemas escolares de cada país.

En este sentido, podemos decir que la escuela tradicional no ha logrado insertar en sus prácticas cotidianas el uso de nuevas tecnologías, principalmente el uso de computadoras y el acceso a internet, lo que es especialmente notorio en los niveles de educación básica, pues la mayoría de los desarrollos educativos mediados por la computadora y transmitidos a través de internet que funcionan actualmente son para estudiantes adultos.

Este panorama ha incumplido las expectativas que existían respecto a los niveles de desempeño que alcanzarían los estudiantes ante la incorporación de la educación mediante internet a los programas educativos oficiales: es decir, existía la idea de que los sistemas educativos avanzarían en grandes pasos hasta romper la brecha existente entre países ricos y países en desarrollo. Según datos de la OCDE (citado en González, 2005) se observa en años recientes, un aumento en esta brecha entre las escuelas de esta naciones.

Los gobiernos de los países en desarrollo, no solo no han logrado dotar a las escuelas oficiales con equipos de cómputo ni conectividad a internet, sino que además existe una precaria dotación de materiales educativos en estas instituciones, especialmente de libros con contenidos actualizados. Con esto los niños y jóvenes de sectores menos favorecidos ven limitado su acceso a información de calidad. Esta carencia podría ser resuelta en una parte con computadoras con acceso a internet de banda ancha en las escuelas.

Sin embargo, no se trata solamente del acceso a la información, existe también una carencia respecto a la enseñanza y adquisición de habilidades para la discriminación de información de calidad, el auto aprendizaje y el pensamiento crítico.

La educación tradicional, centrada en el docente como poseedor y transmisor del conocimiento y que considera a los alumnos receptores pasivos, ha soslayado las formas de aprendizaje de la mayoría de los niños, que están más centradas en sus necesidades de resolver problemas, interpretar y entender el mundo que en recabar información de manera pasiva.

La enseñanza tradicional ha estado centrada en la adquisición y uso de la lectoescritura y se ha considerado que leer es el principal vehículo para adquirir conocimiento. Según Papert (1995) “casi todos los experimentos diri­gidos a poner en práctica la educación progresista han sido decep­cionantes, simplemente porque nunca han ido todo lo lejos que había que ir, haciendo del estudiante el sujeto del proceso en vez del objeto”.

La falta de acceso de los niños y jóvenes a la información de manera inmediata que ofrece una conexión de banda ancha, limita su aprendizaje y el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico, de discriminación de la información, de contraste análisis y evaluación de ideas.

Cuando un niño tiene un acceso limitado a la información no existe un punto de referencia que le permita evaluar la información que recibe, con lo que corre el riesgo de aceptar la palabra del docente o del adulto como verdad absoluta, con toda la rigidez que esto conlleva.

Esta situación, exige no solamente el desarrollo de competencias para el manejo de la tecnología, sino que transforma la necesidad de manejar, discriminar y buscar información veraz, objetiva y funcional, que capacite al estudiante para identificar y definir los problemas que enfrente, elegir, ejecutar y refinar sus estrategias de búsqueda y sobre todo, evaluar la validez de sus fuentes de información y procesar esa información de acuerdo a los objetivos de la búsqueda.

Vemos ahora que a partir de la nueva dinámica que para la adquisición de conocimiento suponen las nuevas tecnologías es necesario no solo aprender contenidos sino aprender a aprender.


Podemos concluir diciendo que los ambientes de aprendizaje enriquecidos mediante el uso de nuevas las tecnologías de educación así como la incorporación de enseñanzas que lleven al estudiante a adquirir competencias para el manejo crítico de la información son dos elementos que pueden transformar la calidad de la educación y sobre todo, superar la brecha tecnológica y educativa existente entre países ricos y en desarrollo.

Dado que la enseñanza en la educación básica es actualmente dirigida por los Ministerio de educación de los diferentes países, son los gobiernos los que deben ponderar en su justo nivel la importancia de la incorporación de la tecnología a las aulas y del desarrollo de las competencias para su uso adecuado dentro de los programas de estudio.

Es necesario también, considerar las capacidades de exploración y de acceso al conocimiento por parte de niños y jóvenes y desarrollar habilidades de autoeducación, para esto se necesita una educación centrada en el estudiante y no en la información, como ocurre actualmente.


Referencias bibliográficas· Papert, S. (1995). La máquina de los niños. Replantearse la educación en la era de los ordenadores. Barcelona: Paidós

· González Lucano, Aldo. (2005). Las tecnologías de la información y la educación. Disponible en el ARCHIVO del Observatorio para la CiberSociedad. Disponible URL:
http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=201

· EDUTEKA. (2007). El por qué de las TIC’s en educación. Disponible URL: http://www.eduteka.org/PorQueTIC.php